Daniel Rata Tosco


Un Tiempo a Favor de los Pequeños

De vez en tanto ocurre que, como decía Silvio Rodríguez, "el tiempo está a favor de los pequeños, de los desnudos, de los olvidados". Algunas veces pasa que por magia inexplicable "el tiempo está a favor de buenos sueños y se pronuncia a golpes apurados". Los grandes, los poderosos, los que siempre ganan no siempre pasan a la historia por sus triunfos sino que a veces lo hacen por sus derrotas, en un maravilloso momento en que "la noche se enriquece de secretos, la oscuridad del mundo es compañera, preparadora del duro esqueleto que deberá nacer del alba nueva". 
Decía Serrat que "sería fantástico, todo un detalle, todo un síntoma de urbanidad que no perdiesen siempre los mismos Y que heredasen los desheredados; Sería fantástico que ganara el mejor y que la fuerza no fuera la razón". 
Claro está que casi nunca pasa pero es en el Fútbol donde algunas veces ocurre y todo se transforma y es maravilloso. 
Eso ocurrió cuando un grupo de pequeños dirigentes, con pequeños presupuestos, con pequeños auspiciantes quebraron 30 años de sinsabores, para iniciar un ciclo de campeonatos y de ascensos que todos esperaban pero sólo algunos pudieron hacerlo posible. 
Detrás de un equipo blanco llamado Atenas, que comandaba un tal Cacho Echeverría y después un tal Billalba, estaba el sueño de creer que los pequeños podían con los grandes, que los David algún día volverían a vencer a los Goliat para que "las sombras de la calle fueran cómplices del día" y que por Marconi y Cabrera pudiera venir quemando la alegría. 
Detrás de ese equipo blanco había un pequeño al que le decían "Rata", que hacía treinta años esperaba una alegría, que durante toda la vida en su club buscaba poder decirle a los vecinos de enfrente y a quien quisiera escuchar que la ciudad no sólo tenía un grande, que el sentimiento podía tanto como el dinero, que la pasión alguna vez podía igualarse al poder establecido. 
Hubo un día que un club de camisetas blancas y vivos azules, que había olvidado lo que era ser importante, volvió a sentir el efímero sabor del triunfo y el Rata lo festejaba dando brincos en la cancha para bronca y desazón de unos señores de celeste acostumbrados al triunfo a base de dinero y poder acumulado. 
Después los poderosos siguieron con su destino de triunfos, pero como dice el tango que importa del después, si la alegría de esa época nunca se va a ir de las retinas, si los triunfos cotidianos de los grandes nunca serán suficientes para apagar la gloria de los pequeños. 
Daniel Rata Tosco, hincha pequeño de un gigante que despertó, o sentimiento gigante de un pequeño que un día se hizo grande.

Agradecemos la participación en este programa de: Cacho EcheverríaNestor Billalva y la música de Lu Irigoyen y Chango Muñoz

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