Daniel Reiloba


Gotas de Envidia


En una ciudad donde si la envidia fuera agua tendríamos un segundo río, por suerte de la envidia mía solo se encontrarán gotas. En general a quienes le va bien en la vida no les envidio nada, pero a este señor siempre le envidié algunas cosas. Esas cosas que le envidio no es su carrera política porque cada uno ha tenido la suya y me siento muy feliz con lo realizado. 

No le envidio que el destino lo haya llevado a ser hoy un hombre ligado a una de las industrias legendarias de Río Cuarto porque quienes alguna vez hemos pasado por la industria sabemos que ser industrial en esta ciudad es como ser ciudadano de segunda, porque a los industriales de Río Cuarto todo les cuesta el doble y uno ve como, crisis tras crisis, tienen que trabajar el doble para ganar la mitad o menos que los que se dedican al agro, a la construcción, al comercio o a los servicios. Ser industrial en una ciudad sin cultura industrial tiene el sinsabor de sentir que el Estado no te tiene en ninguna agenda al momento de dedicar sus esfuerzos y sus presupuestos. 



Volviendo a las envidias, no le envidio a este señor su pasión por el Turf, ya que mis pasiones siempre estuvieron en los deportes bajo techo o en hacer casi todo el tiempo cosas diferentes, como por ejemplo este programa de radio. 


Tampoco le envidio a Daniel el color de piel que identifica su apodo porque estoy bastante satisfecho con el mío que, si bien me trae problemas en verano y al aire libre, como decía un viejo chiste racista el suyo le trae problemas todo el año. 

Pero definitivamente algo le envidio a Daniel y es su capacidad de hacer amigos y de conservarlos en el tiempo sin ser a primera vista un tipo extrovertido. Le envidio sanamente esa capacidad intrínseca de la mano tendida, de la sonrisa ancha y sincera y sobre todo le envidio la respuesta afectiva de quienes lo saludan a la hora de encontrarlo. 

Aunque él no lo sepa, fue una designación suya en una lista de diputados en lugar mío lo que me hizo repensar mi manera de hacer política, lo que me hizo levantar la vista para saludar al que pasaba, la que me hizo intentar dejar de ser un hombre oscuro, para mostrar mi costado más humano, algo que no estoy seguro de haber logrado enteramente. 

Daniel Negro Reiloba, Industrial por obra del destino y responsable del área municipal de Agroindustria, que administra los deseos y los sueños de quienes a todo les cuesta el doble; recaudador interminable de amistades, burrero pasionario y felizmente amigo mío.

Agradecemos la participación en este programa de amigos y familiares de Daniel Reiloba, Gustavo Perlo, Miguel Alonso y la Música de Jorge Maldonado y Miguel Angel Toledo.

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